Entrevista a Fadir Delgado: «Nunca ha sido mi afán publicar, yo disfruto el tiempo de la escritura como un acto de infinitud»
Por: Mario Pera
La poeta colombiana Fadir Delgado se ha convertido en una de las principales voces de la lírica contemporánea colombiana. Nacida en la cálida Barranquilla, la poeta Delgado ha sabido imprimir en su poesía un toque de sensibilidad por el entorno que la rodea, lo que le ha permitido vivir la ciudad de modo distinto y nutrir a su poesía de aquella visión tan particular de lo que acontece en la vida cotidiana a través del observar, al detalle, todo lo que la rodea.
Estudió la carrera de Comunicación social, lo que la llevó junto a su vocación de servicio, a orientar su carrera literaria no sólo a la escritura de poesía sino a desarrollar un arduo trabajo como promotora literaria en su ciudad natal en calidad de orientadora de diferentes instituciones culturales de Barranquilla, además de ser fundadora y coordinadora de la Fundación Casa de Hierro, y ser promotora de proyectos como Poetas bajo Palabra, Café al Aire Libre, Rally Fotográfico y Pintando en las esquinas en el Barrio Abajo.
A la fecha ha publicado dos poemarios que han sido recibidos con agrado por la crítica especializada de Colombia, estos son La Casa de Hierro (2002) y Último Gesto del pez (2012). Su labor poética la ha llevado, también, a participar en diversos recitales y lecturas en países como Francia, Cuba, Ecuador, Canadá y Venezuela, y a ser parte en dos ocasiones del Festival Internacional de Poesía de Medellín, uno de los principales festivales del mundo lírico.
Hace unos meses se hizo merecedora del premio Residencia Artística-Colombia-Consejo de las Artes y Letras de Quebec, Canadá, premio que le ha permitido conocer una realidad distinta a la de su país y concentrarse en la producción de un nuevo proyecto poético, una experiencia de vida y arte que Fadir Delgado ha sabido aprovechar.
En esta entrevista, la poeta colombiana (que nos visitará en los próximos meses con motivo del Festival Internacional de Poesía de Lima 2013) nos expresa algunas de sus impresiones sobre el proceso creativo, la poesía y diversas experiencias que ha vivido en su intensa actividad literaria las que, no cabe duda, resultan muy interesantes.
1. Estimada Fadir, a la fecha llevas publicados dos poemarios, La Casa de Hierro (2002) y Último Gesto del pez (2012), con un intervalo de una década entre ambos. ¿Hay una conexión directa entre ambos poemarios? ¿Cambió el modo de acercarte al hecho poético en cada caso? Pienso aquí en las experiencias vividas y los cambios como persona que has podido tener en esa pausa de 10 años.
La Casa de Hierro y El Último gesto del Pez son dos exploraciones poéticas distintas pero que, sin duda, comulgan entre sí por el hecho de ser poemarios que intentan gritar la condición humana, sus sombras y sus luces.
No estoy segura si haya cambiado mi forma de acercarme al hecho poético entre la escritura de estos dos poemarios, pero lo que sí puedo asegurar es que a los dos los cubrieron afanes y realidades muy propias; pero creo que al final, los dos cuentan un universo, cada uno con un color y tono diferente, pero es el mismo universo que los habita.
Nunca ha sido mi afán publicar, yo disfruto el tiempo de la escritura como un acto de infinitud. La publicación para mí es una última etapa del proceso creativo, por esa razón publiqué mi segundo poemario 10 años después. Ese libro lo disfruté y lo padecí. Me gusta detenerme en la palabra, no darle a la escritura el tiempo de los relojes. No someterla a la presión del tiempo ordinario. La escritura es lo único que de verdad me pertenece. Es mi brazo no a torcer.
Luego de mi primer libro mucha gente me preguntaba el por qué no había publicado un segundo, pero para mí ese nunca ha sido el afán, el único deber de quien escribe, debe ser la escritura misma.
2. Tu campo de trabajo debido a tu propia profesión, la comunicación social, es la palabra. Si bien la poesía implica la manifestación, la expresión de diversas situaciones, sentimientos, etc. ¿Cómo llegaste a la poesía? ¿Hubo alguna lectura, alguna amistad que te llevara a la literatura y, más concretamente, a la poesía? Sé que tu madre también es escritora.
Sin duda, el entorno en que el viví me señaló un camino. Yo he estado rodeada de una casa que ha hecho su historia alrededor de hélices de barcos, una casa que tiene una historia muy ligada al hierro. Crecí viendo los chorros de luz de las soldaduras en el taller en donde mi tío repara las hélices; una especie de taller-patio que hace parte de la casa. Siento que de alguna forma todo ese halo me habitó y jamás me ha soltado.
A eso se suma que nací y crecí en un barrio muy significativo para mi ciudad desde el punto de vista popular, histórico y literario. Mi madre, por ser poeta, desde que yo era una niña me llevaba a espacios de bohemia en donde realizaba tertulias informales con sus amigos, me gustaba escucharlos hablar, era gente muy interesante a quienes les aprendí mucho.
Siempre digo que con ese entorno, algo que tenía que hacer. En este caso, el destino me señaló la poesía. Era inevitable ignorar esa atmosfera cargada de signos y significados. Comencé escribir a los ochos años, fue un acto muy espontaneo. El primer texto que hice a esa edad, siempre lo digo, era como un juguete con el que me gustaba jugar, lo leía todas las noches y me divertía al hacerlo. Era algo extraño, pero luego pude entender por esa primera aproximación poética que la poesía es un juego serio.
Mi madre, sin duda, ha sido una luz en todo este proceso. Sobre todo porque en el tema de la escritura ha sabido alejarse como madre y me ha dicho las palabras que me tiene que decir, no las que quiero escuchar. Me habla como poeta, no como madre. Cuando leí mi primer poema ella no dramatizó el momento, y nunca me insistió a leerlo socialmente, como muchos otros padres lo hacen cuando sus hijos cantan o hacen algo distinto. No, ella me dio un libro y me dijo que continuara, pero que tenía que leer. Recuerdo que me dio una antología poética de autores latinoamericanos. Ahora creo que no era un libro para mi edad. Pero fue lo mejor que pudo haber hecho.
3. En tu poesía se evidencia un yo poético perceptivo con lo que lo rodea, colores, sonidos, dichas y tribulaciones que se encuentran en la ciudad. Tu poesía resulta de una capacidad para la observación detallista de la calle, incluso de particularidades que muchos pasaríamos por alto debido a la cotidianeidad de la escena. ¿Qué tanto rescatas de la ciudad para plasmarlo en tu poesía? ¿Tienes algún proceso para asimilar los detalles, sonidos, etc. de tu entorno y transformarlos en imágenes poéticas?
Considero que el escritor debe ser un lector de todo lo que circunda el universo; un lector de eso que no se ve a simple vista, pero que respira y hace parte de nosotros. No somos lectores solamente cuando abrimos un libro. Quien escribe debe leer la vida misma, debe leer el detalle más mínimo, debe leer como diría Bachelard, el alma sensible de los objetos.
Ya lo he dicho: el acto de la escritura va más allá de ponerse frente a una hoja en blanco. Va más allá. Es más, muchas veces escribimos y no escribimos nada. Me gusta jugar con la realidad… siempre estoy con los ojos del asombro, como una niña que ve todo por primera vez, que experimenta el dolor o la felicidad por primera vez; siempre estoy suponiendo realidades sobre otras realidades, y eso que recojo lo llevo al espíritu y, luego, lo escribo. Dejo esas impresiones allí, quietas, tal vez no las muevo por mucho tiempo, luego puedo volver a escribir otras impresiones, otras imágenes que no tienen aparentemente nada que ver con las primeras. Luego las busco y comienzo a construir con esas imágenes. Siempre intento retenerlo todo a través de la escritura, es una manera de diseñar un mundo a través de imágenes que no se parecen pero que, al final, por obra y gracia de la poesía se encuentran como si se conocieran desde hace mucho tiempo.
Posteriormente viene el trabajo literario, remirar y remirar el texto, disfrutar cómo va echando raíces o padecer cuándo no lo hace. Estoy convencida, como lo dijo Cavafis, de que el escritor se hace con el trasero, sino se sienta a trabajar, no hay trabajo.
4. Uno de los principales temas a resolver para un joven escritor es el de lograr una voz propia, que lo diferencie e identifique respecto de la maraña de influencias, sobre todo literarias, que ha tenido. En tu caso, ¿sientes que has logrado diferenciarte por completo de tus influencias poéticas? ¿Qué tan difícil ha sido para ti dejar atrás las lecturas que te han marcado para que, en lugar de opacar tu voz, la nutran y potencien?
Esto me hace recordar una vez que ofrecí una lectura y ya había hablado de unos de mis escritores de cabecera: Constantino Cavafis. Luego que terminé la lectura alguien me dice: «dices que unos de tus escritores importantes es Cavafis, pero no veo que tu trabajo se parezca a él».
Quedé atónita, pues me pareció una pregunta absurda. Uno no lee escritores para parecerse a ellos, y quien lo piensa así está en serios problemas. Hay autores que en cierto momento te han señalado caminos, pero eso no quiere decir que en ese camino tú vas imitar la luz con la cual te revelan un horizonte. No. La luz sirve para caminar, pero tú eres el que tiene que explorar la forma en que lo harás. Pues las luces no se repiten.
No sé si he logrado diferenciarme de las influencias literarias de los autores que me apasionan, sólo sé que trato de continuar, no detenerme y seguir el camino que muchos de estos autores te señalan. No pienso mucho en ello, sólo leo, vivo y escribo.
5. Además de tu labor de creación poética, eres una incansable promotora cultural. Orientadora literaria de diferentes instituciones de Barranquilla, coordinadora de la de la Fundación Casa de Hierro, promueves proyectos como Poetas bajo Palabra, Café al Aire Libre, Rally Fotográfico y Pintando en las esquinas en el Barrio Abajo. En el Perú lograr el apoyo estatal para las actividades culturales es muy complicado. ¿Existe en tu país una política de cultura que apoya a los escritores nacionales? ¿Qué tan importante es el apoyo estatal en la promoción de la literatura de un país por medio de becas, subvenciones, pasantías, etc.?
Desde que comencé con mi trabajo como gestora cultural, lo hice con un propósito, materializar el discurso poético. Lo que hago desde la gestión es una manera de escribir, es como realizar un texto. Es un camino desconocido, no sabes con lo que te vas a encontrar. Así es la literatura, así es la gestión cultural, así es la vida. Hay una incertidumbre constante.
Como gestora, no es fácil el trabajo. Hay muchos obstáculos en la consecución de recursos dignos. Pero bueno hay que insistir, y eso lo hacemos en la Fundación, insistir. Y bueno, al final queda la satisfacción que le estás aportando un espacio humano a tu país y a tu gente. Que estás contribuyendo activamente a procesos ciudadanos desde lo simbólico.
En Colombia existen convocatorias nacionales tanto para escritores como para instituciones culturales. Pero creo que aún son muy pocas y necesitan abrirse más y conectarse con la realidad de quienes escriben y hacen cultura en Colombia.
6. Fadir, hace poco obtuviste el premio Residencia Artística-Colombia-Consejo de las Artes y Letras de Quebec, Canadá. ¿Cómo ha sido esa experiencia? Ir a un país tan lejano, con un clima tan distinto al de tu ciudad natal, otro idioma, ¿de qué manera sientes que te ha servido esa nueva experiencia, en particular, para el desarrollo de tu obra poética?
Desde que me enteré que había ganado la Residencia, ya comenzó la experiencia. Para mí la Residencia es ese ideal de vida que queremos quienes escribimos, pues por un tiempo te dan todo lo necesario para que tú no te preocupes de más. Ha sido une experiencia que no sólo ha nutrido mi imaginario poético, sino también mi estar en el mundo. Le ha dado como otro color a lo que escribo.
Yo soy del Caribe, en donde el calor es permanente, en donde asistimos a otra estética urbana muy diferente a la de Montreal, en ese sentido, esta otra estética alimenta mi exploración poética y permite cuestionarte desde otra esquina, desde otro tiempo.
7. ¿De qué manera la violencia socio-política que ha vivido tu país ha influido en el ámbito cultural colombiano, y en tu poesía en especial?
Mucho. Mi trabajo poético en gran parte ha sido una manera de gritar mi país, de gritar sus afanes, sus incertidumbres, de revelar a partir de otra realidad; la realidad en la que sobrevivimos.
Precisamente, El Último gesto de pez es un libro que nació por una experiencia en particular. En el 2001, antes de publicar mi primer libro, viví una experiencia muy fuerte. Vi morir a un amigo luego de un atentado que le hicieron. Cuando me acerqué a él, con todo el mundo alrededor gritando, yo no pude hacer otra cosa sino observar. Puede parecer hasta frío, pero no hacía más nada que observar, de intentar ver más allá de ese cuerpo que se quejaba, entonces, de pronto dije: parece un pez. Balbuceaba como un pez cuando es arrancado abruptamente de sus aguas, cuando alguien decide que se acabó, cuando alguien arbitrariamente decide por su vida. Allí comenzó la obsesión con el pez-humanidad, y bueno, hay mucho material sobre ello desde las mitologías universales.
Dejé quieta esa idea. Además, tenía que esperar a que se matizara esa impresión y dolor. Seguí con el poemario La Casa de Hierro, que también habla de esa desolación que nos ha dejado un país que insiste en apagar todo aquello que piense y se cuestione.
El Último gesto del pez cuenta desde la palabra, muchas víctimas, muchas de ellas las conocí, y otras la lloré sin conocerlas, como lloro un país que se desbarata y que ha terminado convirtiendo la violencia en un producto de consumo masivo, sobre todo desde los canales de televisión. Ahora también resulta que exportamos una guerra interna que parece invisibilizarnos.
Hay que seguir escribiendo, y la literatura es una manera de contar esa realidad a partir de otros giros, a partir de lo humano. En un país como Colombia, el discurso simbólico se convierte en una forma de gritar el país, en una alternativa de libertad y reivindicación.
8. Has participado en festivales de poesía como el de Medellín (2007 y 2012), en recitales y encuentro culturales en varios países como Cuba, Francia, Ecuador, Venezuela, etc. Próximamente vas a participar como poeta invitada al II Festival Internacional de Poesía de Lima. ¿Qué expectativas tienes en relación a este nuevo festival? ¿Conoces algo de la tradición poética peruana?
Perú es un país poético y literario por excelencia, lo conozco precisamente a partir de la literatura. Ahora que lo veré cara a cara estoy con muchas expectativas, pues es la poesía que me lleva a él. Sé que va hacer una experiencia inolvidable en donde, según veo por la lógica del Festival, voy a tener la oportunidad de compartir mis textos con un público exigente que valora lo poético.
Perú ha marcado la literatura de Latinoamérica, sólo con mencionar a César Vallejo, ese gran escritor que nos ha señalado tantos caminos, ya uno se queda sin aire.
9. Para finalizar Fadir, ¿tienes algún nuevo proyecto en el que estás trabajando y del que nos puedes comentar en primicia? ¿Quizá un nuevo poemario?
Por mi experiencia en la Residencia de escritura, está naciendo un nuevo trabajo, vamos a ver qué pasa. Yo sólo escribo, no subo la cabeza para mirar qué me espera, estoy concentrada escribiendo y mirando el adentro del mundo, ya veremos lo que me trae el afuera.
Biodata
Fadir Delgado. Barranquilla – Colombia. Ha publicado en poesía: La Casa de Hierro (2002) y Último Gesto del pez (2012).