Entrevista a Javier Payeras: «Es terrible encontrarte en un país que no termina de cicatrizar»
Por: Mario Pera
El poeta guatemalteco Javier Payeras es una de las recientes y más novedosas voces de la lírica de su país. Proveniente de una hornada de escritores que han sido calificados como la «generación de posguerra», por haber surgido al final del conflicto armado que dividió Guatemala por casi cuatro décadas.
Su interés artístico lo ha llevado no sólo a publicar textos en diversos géneros literarios, sino a encontrar vínculos entre la literatura y otras formas de expresión del arte. Son conocidos sus libros objeto Terrorismo moral y ético (1999), Automática 9 milímetros (2001) y El lenguaje es la superficie de otro lenguaje (caja con 3 poemas troquelados en forma de rompecabezas, 2002).
En el año 1998, ingresó como miembro de Casa Bizarra, un movimiento constituido por jóvenes artistas guatemaltecos (escritores, escultores, pintores, músicos, fotógrafos, etc.) que expresaban su arte a través de productos culturales híbridos con los que manifestaba su discrepancia respecto a las tendencias del arte vinculadas a la política durante la época del conflicto en Guatemala
Su obra no sólo se ha restringido a la poesía, ha ingresado en otros géneros literarios con la publicación de narrativa con novelas como Ruido de fondo (2003), Afuera (2006) o Limbo (2011) y en relato corto con (...) y once relatos breves (2012), y en ensayo con Lecturas menores (2008).
El joven poeta guatemalteco Javier Payeras, nos ofrece aquí algunas ideas y comentarios sobre su poesía, la literatura y sus experiencias ligadas a estas.
1. Estimado Javier, ¿cómo te vinculaste a la poesía? ¿Hubo algún suceso, alguna persona, que produjo en ti el interés por la literatura?
Luego de que me expulsaran de varias instituciones educativas en mi adolescencia, abandoné la secundaria. Busqué trabajo de mensajero, curiosamente en la biblioteca del Seguro Social en Guatemala y comencé a estudiar por las noches.
Por alguna extraña coincidencia estuve rodeado de libros, y por las noches tuve la fortuna de conocer a un maestro de filosofía, que daba la clase para mí, porque a los demás compañeros les parecía aburridísima. Un día pidió un trabajo acerca del Existencialismo, así que me puse a investigar en la biblioteca. Cuando me senté a escribir, sentí como si me hubiesen conectado a una corriente de alto voltaje. El texto le entusiasmó tanto que me regaló su muy desgastada edición de El Extranjero de Albert Camus, al libro le faltaban las primeras cinco páginas, pero aun así lo leí tres veces en una semana... así fue mi primer encuentro con la literatura.
2. Desde la publicación, en 1998, de La ausencia es 1/4 vacío, has publicado varios poemarios como Soledadbrother & relatos de autodidactas, en 2003, y Déjate caer, en 2012, entre otros. ¿Sientes que tu manera de acercarte al quehacer poético ha variado? ¿En qué sentido consideras que ha evolucionado tu poesía?
Escribo poesía pero derrapo en la prosa. La poesía es una forma de la coherencia. Allí coincide lo sagrado y lo profano.
La mayor parte de lo que he escrito está encajonado y escondido en una caja en el cuarto de mi hijo. Son cuadernos, registros de vida: notas, dibujos, papeles, mechones de pelo, etiquetas... cosas que encuentro tiradas. De lo publicado, me imagino que habrá aciertos e impunidades.
3. Parte de tu trabajo artístico se refleja en tu obra conceptual. Ejemplo son Terrorismo moral y ético (1999) o El lenguaje es la superficie de otro lenguaje parte del Proyecto Colloquia (2002). Tu obra poética se liga mucho a la plástica. ¿Cómo artista, qué sientes que la poesía no logra comunicar y que es lo que te lleva a apoyarla en un soporte de arte plástico?
Creo que es la angustia de quererte asir al tiempo. La poesía preexiste en los objetos. Una referencia indispensable para mi vida es Jorge Eduardo Eielson, cuando las palabras son rebasadas por las imágenes y por el tacto.
4. Tu país, Guatemala, vivió un conflicto armado por casi cuarenta años. Tú eres parte de una generación de escritores que vivieron el final del conflicto, pero cuya obra se empezó a escribir con posterioridad a este. ¿Tienes algún recuerdo de aquellas épocas difíciles? Asimismo, ¿tu obra literaria, en particular tu poesía, se ha nutrido o ha tomado como tema en algún momento el conflicto armado en Guatemala?
Es terrible encontrarte en un país que no termina de cicatrizar. Fui testigo de una época bisagra, vengo de una clase media que no descubrió la guerra sino hasta que llegó el cable, y muchos se dieron cuenta a través de CNN, donde se dio cuenta de la barbarie.
Los canales nacionales estaban alineados a la dictadura y la llegada de la televisión satelital, fue como la llegada del hielo a Macondo.
Guatemala es un país profundamente racista y la guerra más cruenta la sufrieron los indígenas. Basta con escuchar los testimonios de las víctimas de genocidio en el actual juicio al exdictador Efraín Ríos Montt...
5. Javier, desde 1998 empezaste a participar activamente en el movimiento Casa Bizarra, un proyecto liderado por artistas de tu país. ¿Cuál era la motivación de este movimiento? ¿Cuál ha sido su aporte en el ámbito cultural para la sociedad guatemalteca?
La cultura es como una fisura en la pared, discreta, invisible, pero que poco a poco va filtrando gota tras gota hasta inundarlo todo.
Estamos viviendo un renacimiento de las «hablas» en Guatemala. Pueden hablar los que siempre han estado en silencio. Poesía escrita en idiomas mayas, poesía de mujeres, poesía gay escrita por mujeres, por indígenas, literatura testimonial, literatura de memoria histórica. Es un gran momento.
6. Por lástima, en nuestro país no se conoce mucho de la poesía guatemalteca contemporánea. ¿Qué nos puedes contar de esta? ¿Ha habido algún quiebre en cuanto a las formas, estructuras o temática en la poesía de las nuevas generaciones?
Somos la región más invisible. Latinoamérica pareciera ser México, Chile, Brasil y Argentina. En los países de Centroamérica, el Caribe y varios países de América del Sur no tenemos instituciones culturales sólidas, por eso estamos adaptando maneras más «situacionistas».
Asumimos la edición y la difusión de nuestra obra, pero ya sin los viejos temores localistas. Cada vez es más frecuente ver a escritores internacionales publicando en Guatemala y viceversa. Yo no soy guatemalteco, soy centroamericano.
7. ¿Conoces algo de la poesía peruana? ¿Algún poeta peruano que, en particular, llame tu atención?
Casi todo. Vallejo, German Belli, Eielson... han sido demasiado importantes en mi vida.
8. Vas a participar del II Festival Internacional de Poesía de Lima. ¿Qué expectativas tienes de este nuevo festival? ¿Has estado antes en el Perú?
Espero hacer la primera presentación de un libro que me publica mi amigo, el poeta y editor Pablo Bromo. Amo la poesía peruana. Amo Lima sin que nos conozcamos personalmente.
9. Estimado Javier, ¿estás trabajando algún nuevo proyecto literario? ¿Quisieras añadir algo más?
Pues me publican una antología de relatos que se llama Imágenes para un View Master (Alfaguara, 2013) y quiero trabajar un libro de ensayos acerca del Hombre Invisible, una transparencia entre Wells y Ralph Ellison, desde esta región invisible.
Biodata
Javier Payeras. Ciudad de Guatemala – Guatemala, 1974. Ha publicado en poesía: La ausencia es 1/4 vacío (1998), La hora de la rabia (2000), Soledadbrother & relatos de autodidactas (2003), Postits de luz sucia (2009), La resignación y la asfixia (2011) y Déjate caer (2012); en novela: Ruido de Fondo (2003), Afuera (2006), Días amarillos (2009) y Limbo (2011); en cuento: (...) y once relatos breves (2012); y en ensayo: Lecturas menores (2008).