Por: Mario Pera
Nacido en el lejano Luxemburgo, el poeta Jean Portante ha dedicado su vida a la literatura, a escribirla y a promoverla a través de la creación de diversas revistas literarias, así como en su trabajo como editor y traductor.
La lengua de sus escritos es el francés pero, como explica en esta entrevista, siendo parte de una familia italiana y viviendo en un país plurilingüístico, ha tenido que descubrir su propia lengua en su literatura, algo que Portante llama (en términos lacanianos) «milengua», para expresar en «idioma Portante» todo lo que las diversas lenguas que habla, no le permiten decir, lo que lo hace sentirse más que un luxemburgués, europeo, descendiente de italianos o francoparlante, un ciudadano del mundo.
A los 33 años se mudó a París, ciudad en la que tuvo un contacto mucho más cercano con la importante vida literaria de Francia, país en el que vive hasta la actualidad sin dejar de visitar constantemente su natal Luxemburgo.
Pese a que el género poético es su gran pasión, no se ha encorsetado en el mismo, y ha sorprendido al público con la publicación de diversas novelas, guiones, crónicas, obras de teatro y ensayos, todo lo que le ha valido hacerse merecedor de diversos premios tales como el Rutebeuf de poesía (1986), Servais (1994), Louis Montalte otorgado por la Société des gens de lettres por el conjunto de su obra poética, el prestigioso premio de Poesía de la Academia Mallarmé (2003) y el Premio Nacional de Literatura de Luxemburgo en 2011, este último el máximo reconocimiento cultural que se puede obtener en aquel país.
En esta entrevista, el poeta Jean Portante hace diversos comentarios sobre la literatura, los premios, la poesía y su manera de vivir la literatura.
- 1. Estimado Jean, tu familia es de origen italiano, pero tú naciste y creciste en Luxemburgo. Definitivamente, has crecido y te has desarrollado entre dos culturas ¿de qué manera ello ha influido en tu obra literaria? ¿Sientes que en tu obra se pueden evidenciar trazos de una determinada afinidad cultural, italiana o luxemburguesa, o ello se pierde en la mixtura de la que tú mismo eres parte?
- Lo que despertó en mí el viaje de mis padres hacia la nueva tierra, es un cierto nomadismo. El sentimiento de no pertenecer a ningún lugar. Ni el del origen ni el del país alcanzado. Se trata, entonces, de una doble no pertenencia. De un ni aquí ni allá. De un aún no aquí y ya no en otra parte.
Inventé, para dar una dimensión literaria a esta no pertenencia, la metáfora de la ballena. Como se sabe, antes de ser un animal acuático, la ballena fue terrestre. Una especie de perro. En un cierto momento de su existencia, ese perro decidió tirarse al agua, emigrar. La vida acuática requirió una adaptación. El perro borró sus patas, tomó forma acuadinámica, imitó a los peces. En su transformación sin embargo, la ballena olvidó de deshacerse de su pulmón. Y se despojó de la posibilidad de vivir en el agua. Se quedó con el pulmón como con un recuerdo de su condición terrestre. Esto hizo que no sea un pez, pero tampoco un perro. No pertenece completamente al agua y, sin embargo, ya ha dejado de pertenecer a la tierra. En ella me puedo reconocer. No sólo como migrante. Sino también como ser cultural. Y es allí que interviene la lengua de mi escritura.
El origen me ha dado el italiano, Luxemburgo me impuso tres idiomas, el luxemburgués (la lengua de los Francos), el alemán y el francés. Para un escritor, tal pluralidad lingüística es una tragedia, porque debe escoger. Mis libros, a todo esto, están escritos, por lo menos aparentemente, en francés. Digo aparentemente pues, en realidad, las cosas son diferentes. Claro, lo que se ve es el francés (como lo que se ve de la ballena es su condición de pez). Pero así como la ballena esconde en ella el pulmón, «pulmonea» dentro de mi francés la lengua de mi origen, el italiano.
Todo mi trabajo de escritura está forjado por mi condición de migrante. Mi idioma de escritura no es el italiano sin ser el francés. Es una lengua ballena. - 2. Cuando comenzaste a publicar, tu primer poemario Feu et boue (‘Fuego y barro’), en 1983, tenías 33 años. Desde aquel año has publicado más de una quincena de poemarios que nos permiten observar el desarrollo y evolución de tu obra poética por diversas experiencias y el oficio que dan los años. ¿Reconoces tu voz en esos primeros poemarios? ¿En qué consideras que ha variado tu poesía en el devenir de tus publicaciones?
- Mis primeros tres poemarios son libros antes de ser libros. Son la preparación de mis libros. No tenía lengua. Había que forjarla. Tuve la ilusión de que ir al museo de la poesía (como el pintor va al museo de pintura) me diría como escribir poemas. Me puse a estudiar e imitar a los grandes maestros, Baudelaire sobre todo, Rimbaud también, y Mallarmé, diciéndome que el oficio de escribir se aprende como cualquier otro oficio. Hasta que me di cuenta de que Baudelaire no escribía en francés, sino en «baudelaire». Y Rimbaud en «rimbaud», etc.
Es decir, cada escritor, cada poeta, debe inventar su propio sistema de escritura, incluso su propia lengua, una -como diría Lacan– «milengua»: es decir, una lengua que sólo él sabe escribir.
Lo que considero mi primer libro escrito en mi «milengua», es un poemario intitulado Horizon, vertige & italie intercalaire. Es en el que me doy cuenta de que nunca escribiré en francés y nunca tampoco en italiano, sino en lengua ballena o, para decirlo con el título de otro libro: en lengua extraña (L'étrange langue). Es con Horizon… que entran en mi escritura todas mis temáticas vinculadas al viaje, migración, nomadismo, al norte y el sur, etc. - 3. Si bien en tu poesía evidencias el manejo de una gran intertextualidad, el trabajo con la palabra, etc. ¿cuáles son las principales características que en tu opinión identifican a tu obra poética? ¿Qué temas te interesa desarrollar en tu obra poética como puntos cardinales de tu literatura?
- Pienso haber respondido a esta pregunta con mis respuestas precedentes. La lengua ballena, por supuesto, funciona con una gran intertextualidad pero, al contrario de lo que propuso por ejemplo el posmodernismo, mi intertextualidad está en gran parte escondida en lo que «pulmonea» en las palabras.
Puedo dar un ejemplo: en mis poemas hay muchas palas («pelle» en francés). Es un instrumento bastante autobiográfico dado que mi familia es de origen campesino donde se utilizaban mucho las palas. Y cuando los míos llegaron a Luxemburgo, tenían que manejar de nuevo las palas (y los picos) en las galerías de donde extraían el hierro.
Pero, cuando utilizo la palabra «pelle» no me refiero a la pala, sino a la palabra «pelle» italiana, que significa «piel». Todo el significado del poema cambia con esto. Y un elemento clave de mi biografía, la muerte de mi abuelo paterno en las minas, puede ser dicho en una palabra: el dejó su piel manejando la pala… - 4. En 2011 recibiste el Premio Nacional de Luxemburgo, la máxima distinción cultural de tu país, por el conjunto de tu obra literaria. Sin duda, recibir este reconocimiento ha sido importante no sólo para tu carrera literaria, sino para ti como persona. ¿Consideras que es importante que los países tengan premios nacionales de cultura, en especial, un premio nacional de poesía? ¿De qué manera ello contribuye a la promoción de la literatura y de la poesía como arte? Te comento esto, porque hasta hace pocos meses, se debatía en Perú la reinstauración del Premio Nacional de Poesía.
- Por supuesto que me alegré al recibir el premio nacional. Se da cada tres años en Luxemburgo y a escritores mayores, que están en la parte final de su creación.
Espero seguir escribiendo un tiempo más. Dicho esto, el premio nacional en Luxemburgo no está reservado a la poesía. Es el premio nacional de literatura. A veces se da a novelistas, otras veces a poetas. Yo hago las dos cosas, así que no sé –ni quiero saber– si me lo otorgaron por mi poesía o por mis novelas. Pero pienso que es justo no separar los géneros. La poesía es parte de la literatura, como lo es la novela, el cuento, el teatro, el ensayo.
En lo que concierne a mi carrera literaria, ya había recibido en Francia unos de los más grandes premios de poesía, el premio Mallarmé, en 2003. El reconocimiento de mi poesía me llegó entonces antes, en el país donde fui a vivir a partir de 1983. - 5. Estás muy vinculado a América Latina, a nuestra cultura y, sobre todo, a nuestra literatura. Viviste en Cuba, en donde trabajaste como lector y traductor para la editorial José Martí. ¿Qué diferencias encuentras, si las hay, entre el modo de acercarse a la poesía y de ejecutarla entre los poetas europeos (de la tradición francesa, italiana, española) con los poetas de América latina? ¿Qué referencias tienes de la tradición poética peruana?
- América latina constituye una etapa importante de mi nomadismo. Y mis años en Cuba me ayudaron mucho a conocer y amar a ese continente. Sabía de las grandes voces de la poesía, de Darío, Vallejo, Neruda, Huidobro, Paz, etc. Pero descubrí en aquellos años (de 1987 a 1990), un continente en efervescencia cultural en todos los ámbitos y La Habana, entonces, era uno de los grandes centros culturales de América latina, donde todo llegaba.
No sabría decir si, en la tradición de la poesía, hay grandes diferencias entre la poesía latinoamericana y la europea. El modernismo entró en América latina en gran parte a través de Francia. No sabría tampoco decir si el modo latinoamericano de acercarse a la poesía, o de ejecutarla, es distinto del europeo. Lo que sí sé, es que me encontré con muchas voces poéticas muy originales.
Del Perú me asombraron sobre todo poetas como Cisneros, Blanca Varela, Westphalen, entre otros. - 6. Eres un escritor de amplio registro. Has escrito en diversos géneros literarios como ensayo, poesía, teatro, novela. ¿Con cuál de estos géneros literarios te sientes más cómodo o sientes que te permite expresar de modo más completo lo que quieres exteriorizar? A grandes rasgos, ¿qué es lo que más te gusta de cada género?
- Cuando escribo no pienso en géneros, sino en escritura. Esto es posiblemente una indefinida herencia de una corriente de la poesía francesa de los años ‘60, ‘70, de gente como Prigent o Denis Roche. Había otros (pienso en Roubaud sobre todo) que defendían la singularidad del genero poético como tal. Yo no. Para mi escribir es escribir.
La única diferencia que veo entre un poema y una novela, es que el primero tiene versos y, entonces, hay que inventar un sistema que diga dónde cambiar línea, mientras que en la novela el límite de la línea coincide con el límite de la página. También está la dimensión del tiempo. Para escribir un poemario me hacen falta unos meses. La novela, ella, requiere años. - 7. Desarrollas una importante labor como promotor cultural, literario, de modo privado. Te desempeñas como director artístico de Printemps des poètes (‘poetas de primavera’), editor literario de la revista Transkrit, diriges el suplemento literario del diario Tageblatt, eres editor del semanario Le Jeudi y diriges la colección de poesía Graphiti de la editorial Phi. ¿Cómo ves el nivel, la calidad, de la poesía luxemburguesa contemporánea?
- En la serie que mencionas, varias cosas son parte de mi pasado. No soy más director de Printemps des poètes, no dirijo más el suplemento literario del diario Tageblatt, no soy más editor del semanal Le Jeudi, y no dirijo más tampoco la colección de poesía Graphiti. Son oficios que requieren mucho tiempo, un tiempo fuera de la escritura. Son oficios que me gustan mucho, pero que en un cierto momento hay que dejar para que otros los hagan.
Siempre me gustó fundar cosas. Fundé Printemps des poètes, fundé el suplemento literario del Tageblatt, fundé (con otros) el semanal Le Jeudi, etc. Y sigo fundando cosas. Por ejemplo, revistas de literatura. En los últimos cinco años creé dos: Transkrit en Luxemburgo, dedicada a la traducción, e Inuits dans la jungle en Francia, con el poeta Jacques Darras, que difunde la poesía mundial. En estas cosas también me siento un nómade.
En cuanto a la poesía luxemburguesa, es una lástima que sea poco conocida en el mundo, y a veces se conoce a los poetas y no se sabe que son luxemburgueses. Es el caso de Pierre Joris que vive en EEUU y que, entre otras cosas, es el traductor al inglés de Paul Celan. Hay también una gran dama de la poesía luxemburguesa que se llama Anise Koltz. Otros nombres: Nico Helminger, Lambert Schlechter, Jean Krier.
Lo que complica la situación, es que está escrita en muchos idiomas. Joris escribe en inglés. Helminger en alemán y luxemburgués. Schlechter y Koltz en francés. El caso de Anise Koltz dice mucho sobre esa complejidad. Ella se hizo conocida en los años ‘60 con poemas escritos en alemán y tuvo reconocimiento en Alemania, de tal manera que mucha gente pensaba que era alemana. Luego, después de un silencio de varios lustros, se puso a escribir en francés… - 8. Participarás como poeta invitado al II Festival Internacional de Poesía de Lima (II FIP Lima). ¿Estarás por primera vez en Lima? ¿Qué expectativas tienes en torno a este festival que el año pasado congregó en su inauguración a más de 3000 personas?
- Visité Lima en los años ‘90 por primera y única vez. En el festival de Medellín conocí a la poeta Giovanna Pollarolo, y por un trámite suyo fui al Perú.
Que un festival logre congregar a miles de personas es, para el europeo que soy, un milagro. Mis ojos no podían creerlo cuando llegué al festival de Medellín. En Europa, en Francia, tener 200 oyentes en grandes lecturas es un éxito enorme. Y, para decir la verdad, me asusta un poco leer frente a miles de personas. Pero, saber que voy a encontrar a voces poéticas que nunca pude escuchar antes, me llena de impaciencia. - 9. Estimado Jean, finalmente, ¿quisieras añadir algo más? Quizá contarnos adelantarnos en primicia algo sobre un nuevo proyecto de publicación.
- Sólo quisiera añadir que cuando vaya a Lima en julio tendré en mi bolsillo un nuevo libro mío en español. Ya se han publicado Elaborrar (en la traducción de Daniel Samoilovich) en Argentina, y Abierto cerrado (traducido por José María Holguera) en Colombia. Pero esta vez llevaré un libro más precioso para mí: una antología personal que cubre los años 2007 a 2012, acabadito de salir con el título La reinvención del olvido en México (editorial La Otra).
Otra antología cubriendo los años 1993-2007 está en proceso editorial en Cuba (editorial Arte y literatura) y saldrá, probablemente, en febrero 2014. Esto hará que gran parte de mi poesía sea accesible al lector en lengua española, lo que me alegra mucho. Biodata
Jean Portante. Differdange – Luxemburgo, 1950. Ha publicado en poesía: Feu et boue (1983), L'instant des nœuds (1984), Méandres (1985), Horizon, vertige & italie intercalaire (1986), Ex-odes (1991), Effaçonner (1996), Point (1999), La morte del padre (1999), La pluie comme un œil (2001), L'étrange langue (2002), L'arbre de la disparition (2004), La cendre des mots. Anthologie personnelle (2005), Le travail du poumon (2007), Je veux dire (2007), En réalité (2008) y La réinvention de l'oubli (2010); en novela: Projets pour un naufrage prémédité (1987), Un deux cha cha cha (1990), Mrs Haroy ou la mémoire de la baleine (1997) y Mourir partout sauf à Differdange (2003); en teatro: Le mariage de Pythagore (1995), Destin Destination (1998) y Hexaméron (2011); en ensayo/antología: Allen Ginsberg. L'autre Amérique (1999), Anthologie luxembourgeoise. Poésie (1999) y Journal croisé d'un tremblement (2010) y en traducción: Obscur ouvert, de Juan Gelman (1997), La nuit avant de monter à bord, de Daniel Samoilovitch (2001), Salaires de l'impie et autres poèmes, de Juan Gelman (2002) y L'illuminé, de Gonzalo Rojas (2003), entre otros.